Cada mes de septiembre comienza un nuevo curso académico en el que miles de estudiantes llegan a las ciudades en busca de un nuevo piso en el que vivir durante el año. Si eres uno de ellos, seguramente estés algo perdido y te estés preguntando muchas cosas como: ¿cuál es la fianza mínima que te pueden exigir?, ¿qué tipo de contrato es mejor?, o ¿qué datos deben incluirse en el contrato de alquiler?

Si es así, no te preocupes porque a continuación responderemos a todas tus dudas, para que no tengas ningún problema y puedas alquilar tu nuevo piso de estudiante con total tranquilidad.

¿Qué tipos de alquiler existen?

Alquiler estándar o tradicional

Este alquiler es el más convencional. Por lo general, la LAU (Ley de Arrendamientos Urbanos) regula estos tipos de alquileres. Las fianzas que pueden exigirse son de una mensualidad de renta y dos en concepto de garantías complementarias.

Estos contratos son anuales y se pueden prorrogar hasta 5 años (si el arrendatario es una persona física) o 7 años (si el arrendatario se trata de una empresa). No obstante, si la firma del contrato se produjo entre los años 2013 y 2019, la duración máxima para prorrogar el contrato de alquiler sería de 3 años.

Este tipo de contratos resulta más caro porque, aunque no estés viviendo allí (por ejemplo, durante los meses de verano) tendrás que seguir pagando el alquiler.

Alquiler de temporada

Este tipo de alquiler tiene una duración de 9 meses (de septiembre a junio). Al ser un contrato temporal, tendrás que indicar la razón de esa temporalidad (en este caso sería por duración del curso académico). La regulación de este tipo de contrato se dejará a voluntad de las partes contratantes o, en su defecto, se aplicarán las normas del título III de la LAU y supletoriamente el Código Civil.

Una de las principales ventajas de este tipo de alquiler es que solo se abonarán las mensualidades que el arrendatario permanezca en la vivienda. La otra cara de la moneda es que el arrendador te podrá pedir el doble de fianza y garantía ilimitada. Además, este contrato expira en el momento en el que se cumplan los meses estipulados, no pudiéndose extender por más tiempo.

Alquiler por habitaciones

Este tipo de alquiler suele ser el más común cuando comienzas tus estudios, pero no conoces a nadie con quien alquilar un piso completo. En este contrato, alquilarás tu habitación con derecho a compartir las zonas comunes con el resto de las personas alquiladas. Por norma general, este tipo de alquiler está sujeto al código civil.

La ventaja de este contrato es que te resultará mucho más barato que alquilar una vivienda completa.

¿Qué debe aparecer en un contrato de alquiler?

Si ya has encontrado el piso ideal para vivir durante tus años universitarios, solo te quedará firmar el contrato. A la hora de firmar un contrato, es importante leer bien todo lo que se estipula en él, para no dejar cabos sueltos de libre interpretación. Un contrato estándar, debe tener la siguiente información:

  • La fecha en la que se hace válido el contrato.
  • La identidad y los datos de las partes contratantes (nombre, domicilio, DNI y número de teléfono).
  • Detalles de la vivienda que se contrata (dirección, la inscripción del registro propiedad, el número de referencia catastral, todo el mobiliario que contiene y si hay inmuebles adjuntos (por ejemplo, un garaje o trastero) que se alquilarán o no conjuntamente con la vivienda.
  • Duración del contrato, indicando de manera exacta las fechas de principio y fin. También es importante establecer, en caso de que una de las partes contratantes quiera romper el contrato, un plazo determinado para avisar a la otra parte que se prescinde de este. Como norma general, se suele estipular entre 15 días y un mes.
  • Establecer cómo se abonará la mensualidad del piso, indicando el modo y el plazo que se tiene para ingresarlo. Normalmente, el ingreso de cada mensualizar se suele realizar entre los primeros 10 días de cada mes.
  • Recuerda que en las fianzas no se podrá incluir los daños causados por el uso y desgaste natural de los inmuebles. Además, el propietario debe hacerse cargo de los gastos que incurran en la vivienda (por ejemplo, arreglos de fontanería o sustitución de electrodomésticos averiados).

La mayoría de los problemas tras una firma de contrato de alquiler son relacionados con la devolución de la fianza o el incumplimiento del plazo a la hora de prescindir del contrato.

 

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